domingo, 27 de febrero de 2011

Capítulo 13

XIII
Narra Michael.

Confusión. Quizá esa era la mejor palabra para describir mi estado de ánimo desde el día anterior. Confusión. ¿Qué había hecho? No, mejor aún: ¿Por qué lo había hecho? ¿Qué era ese poderoso impulso que sentía cada vez que sus negras y profundas pupilas conectaban con las mías? ¿Qué era aquella sensación de calidez cada vez que su mano se entrelazaba con la mía? ¿Era acaso amor? No. No podía ser amor. ¿O sí?

Jamás había sentido tantos sentimientos al mismo tiempo. Ella era capaz de hacerme sentir emociones que nunca había experimentado. Sentía alegría, había encontrado a una verdadera amiga. Pero también sentía miedo. Sentía miedo de dejarla ir, miedo de verla sufrir, miedo de sufrir sin ella a mi lado.  Pero el sentimiento que más espacio abarcaba en mi mente era uno totalmente desconocido por mí. No sabía qué era ese vuelco en mi corazón cada vez que la oía suspirar. No sabía qué era aquella necesidad de protegerla, de estar con ella a cada momento. No sabía, y, probablemente, no quería saberlo.

Aquella jovencita de largos y castaños cabellos ondulados, de ojos color caramelo, delicadas y hermosas manos, piel que parecía contener la luz del atardecer en ella y hermosa y suave voz  rondaba mi mente día y noche. Ella había invadido mi mente, sin darme oportunidad de pensar en nada más que en ella.

Su elegante y seductor caminar, sus encantadores gestos, sus sonrosadas mejillas habían ocupado mi mente por completo. Tenía miedo de seguir pensando de esa manera en ella, pero tenía más miedo aún de dejar de hacerlo.

¿Podía ser acaso que aquel ángel había hecho su hechizo en mí? ¿Podría yo, un simple mortal estar enamorado de aquella criatura de hermosos sentimientos? Imposible. Definitivamente imposible.

Haciendo uso de toda la fuerza de voluntad contenida en mi cuerpo, desterré aquellos pensamientos de mi mente. Yo no podía enamorarme. Simplemente, el amor no estaba hecho para mí. Admiración, un inmenso agradecimiento y una inquebrantable amistad era lo único que yo sentía por Julia. Traté con todas mis fuerzas de convencerme de que amistad y todos los sentimientos que en ella se incluían era lo único que sentía por ella.

-          Los extrañas mucho, ¿no es así? –preguntó de pronto, borrando súbitamente mis pensamientos, y yo asumí que se refería a mi familia.
-          Sí –admití –Espero con ansias el momento de salir de aquí, volver a abrazar a mis hermanos y de oír nuevamente la voz de Katherine, mi madre.
-          Tengo miedo, Michael. Tengo miedo de regresar. Miedo de sentirme sola y vacía de nuevo. No quiero sentirme así nunca más.
-          Nunca te sentirás así de nuevo, Julia. Siempre estaré a tu lado, aquí… –dije mientras señalaba su corazón con mi dedo índice.
-          Y aquí –dijo ella, señalando su propia sien.

En ese momento no pude hacer nada más que abrazarla, embargado por una ternura abrumadora. Sería ella quien siempre estaría conmigo. Me llevaría de la mano toda la vida, me guiaría por el buen camino siempre. Sería a ella a quien dirigiera unas palabras por las noches, rogando que pudiera escucharlas. Su tierna presencia estaría conmigo eternamente, como una misteriosa sombra unida a la mía. Sería por ella por quien intentaría ser una mejor persona cada día. Por ella, sonreiría todas las mañanas al levantarme y ver el sol, porque ella estaría viendo ese mismo sol. Miraría la luna todas las noches, comparando su etéreo brillo con el de sus ojos.  Ella sería el ángel que me acompañaría siempre, y lo único que me entristecía era que, aún cuando estuviera conmigo, en mi corazón, no podría verla. Me limitaría sólo a escuchar su dulce voz en los rincones más profundos de mi mente; a imaginármela corriendo por los verdes patios de Hayvenhurst; a sentir su invisible presencia hasta que llegara el momento de verla de nuevo. Sabía que la vería de nuevo.

Tiernamente, deposité un suave beso en su frente, intentando expresarle con ese simple gesto el torrente de emociones y sentimientos que desencadenaba en mí, aún a sabiendas de que no lo lograría nunca.

Recorrimos el cauce del pequeño arroyo, y, pasado un rato, Julia trepó ágilmente un pequeño árbol, invitándome a sentarme a su lado. No pude negarme, su tierna mirada me lo impidió. Sentados cómodamente en una larga rama de aquel árbol, platicábamos acerca de nosotros mismos, abriendo aún más nuestro interior. Así, cada día le permitía penetrar aquella dura coraza que había construido alrededor de mí mismo.

-          ¿Qué es lo que más disfrutas hacer? –espeté. En aquel momento una guerra de pulgares estaba en pleno desarrollo, y el perdedor tenía que responder a la pregunta del ganador.
-          Es fácil: bailar y actuar.
-          ¿Qué géneros de baile dominas? –pregunté, visiblemente interesado.
-          No me gusta presumir, pero bailar es mi pasión desde que tengo memoria, así que domino varios géneros: Ballet, Tango, Jazz, Danza Árabe, Flamenco y diferentes ritmos latinos. Aún así, siento que me falta mucho por aprender.
-          Impresionante.

Seguimos jugando… y volví a ganar.

-          ¿Te asusta la soledad? –en ese preciso momento el rostro de Julia me hizo desear no haber formulado nunca esa pregunta.
-          No. He vivido junto a ella toda mi vida, creo que ya me he acostumbrado a su compañía –dijo con una despreocupación tan impropia de ella que logró sorprenderme –Pero ahora que no estoy sola, me da miedo volver a estarlo.

Continuamos jugando un rato, y, a base de trampas, Julia ganó, después de casi 10 partidas perdidas.

-          Te dejaré ganar esta vez, pequeña tramposa. Soy generoso. Haz tu pregunta –reconocí cierta expresión en su rostro que me dejó saber que tramaba algo.
-          Bien. ¿Cómo es ella? Me refiero a la chica que hace que tu torpeza salga a relucir, la que te hace tartamudear. Ya sabes, la chica que te gusta –logró ponerme más nervioso de la cuenta y alcancé a ver un atisbo de satisfacción en su malicioso rostro.
-          No hay…
-          Si la hubiera –interrumpió –Si te gustara una chica. ¿Cómo sería ella?

Me detuve a pensarlo, mordiendo continuamente mi labio interior. Me había imaginado muchas veces a mi doncella, pero había ido cambiando con el tiempo. Justo ahora, me la imaginaba muy parecida a… Julia. Al darme cuenta de aquello, un nudo comenzó a formarse en mi garganta.

-          No lo sé –levanté los hombros, disimulando mi nerviosismo y ocultando mis pensamientos –Con el cabello castaño, supongo. Alta, delgada,  delicada, de ojos grandes…
-          Si, entiendo. Toda una belleza, ¿no es así? Altas expectativas que superar –torció el gesto y puso los ojos en blanco, desconcertándome. Acto seguido, con un ágil salto, abandonó su lugar a mi lado, cayendo al suelo con gracia -¿Nos vamos ya? Comienza a anochecer.

Durante todo el camino de vuelta, Julia caminaba con la cabeza baja, creando con el cabello una muralla que no me permitía ver su expresión. Adivinaba cansancio en su rostro, pero también  adivinaba que eso estaba muy lejos de ser la verdad. La actitud de Julia me desconcertaba cada día más. Podía sacar a relucir emociones opuestas con la velocidad de un parpadeo. Esa capacidad me confundía, pero al mismo tiempo me encantaba y conseguía aturdir mis sentidos al máximo.

Llegada la oscuridad, encendí una pequeña fogata, y me acurruqué junto al pequeño y menudo cuerpecito de Julia, cantándole tiernas canciones, cosa siempre le hacía sonreír, tal como a mí me gustaba.

-          Te quiero, Michael –dijo el pequeño ángel tras un largo momento de silencio.
-          Yo te quiero más.

3 comentarios:

  1. hi julia, soy nueva lectora y quisiera expresar mis agradecimientos hacia tu persona, esta historia es muy conmovedora me hizo llorar varias veces... este cap es el mejor daria lo que fuese porque michael sintiera algo por mi, te felicito y una vez mas gracias...
    con amor desde paraguay Magali

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  2. Gracias a tí, Magali.

    Es muy gratificante para mí que esta novela sea de tu agrado. Me llena de alegría que te guste. La escribo con mucho amor y con la esperanza de que todo el que la lea disfrute haciendolo.

    Gracias una vez más a todos los que se toman el tiempo de leer y dejar sus comentarios. Ustedes mantienen viva esta novela.

    Gracias y Besos!

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  3. QUE HERMOSO CAPI!!!!!!!!! LOS NARRADOS POR MICHAEL TIENEN ESE TOQUE ESPECIAL, NO SE, ES UNICO!!!!!!!

    BESOS JULIA!!!!!

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