lunes, 9 de mayo de 2011

Capítulo 28

XXVIII

Narra Michael

Ahí estaba. Mi pequeño ángel, firmemente anclada a mi mano, me miraba alegremente. Aquella infinita inocencia, pureza e inagotable alegría no podían ser humanas. Bastaba el intermitente brillo en sus ojos chocolate para dejarme sin aliento. Ahí, acurrucada cómodamente junto a mí, parecía totalmente ajena al mundo que latía a su alrededor. Ahí, junto a ella, había creado una utopía más, otra fantasía. Sin embargo, aquella frágil ilusión de perfección duró sólo unos minutos…

Julia se puso de pie para recibir a aquel indeseado visitante, rompiendo en un millón de pedazos el quebradizo espejismo al que me aferraba con desesperación, el espejismo del que dependía. La miré con impotencia mientras ella escrutaba a Alexander con expresión severa, como si tampoco ella deseara que un extraño rompiera nuestra fantasiosa burbuja de felicidad.

Caminamos con dubitativa lentitud hacia él. Y mientras Julia y él conversaban animadamente, noté con sorpresa que algo dentro de mí cambiaba. Sentí que aquellas sonrisas y esas profundas miradas que Alexander le dirigía a aquella diminuta muñeca de porcelana iban cargadas de algo más que simple entusiasmo. Sentí celos. Aquella explosiva mezcla de amor, odio y orgullo. Una pequeña punzada en el corazón, pero lo suficientemente grande como para no olvidarla con facilidad. Pero bastó una alegre mirada de Julia, bastó una fugaz ojeada a aquellas profundas lagunas marrones para olvidar todo aquello…

Alexander se fue tan rápido como llegó. Después de cinco minutos de tortura –que bien pudieron haber sido horas–, cruzaba el inmenso patio lentamente, acompañado de La Toya, hacia el inmenso portón metálico que marcaba la entrada a Hayvenhurst.

Bajé la vista hacia Julia, sintiendo de nuevo aquella necesidad lacerante de conectar su mirada a la mía. La miré, sabiendo que perdía mi identidad con cada segundo que pasaba sumergido en el mar de su mirada. Cuando ella sonrió, supe que había encontrado las respuestas a mis más grandes dilemas. Supe entonces que todos mis deseos habían sido colmados, y todas mis necesidades, satisfechas. Supe que podría haber movido el sol y las estrellas mil veces si ella me lo pedía. Porque ver de nuevo aquella resplandeciente sonrisa en sus dulces facciones se había convertido en una necesidad básica más.
Ahí estaba yo. Cayendo al vacío rápidamente, sin poder ni querer evitarlo. Porque no importaba si salía herido, despedazado de todo aquello, el simple hecho de saber que Julia había compartido mi aire, mi espacio, bastaba para mantenerme respirando el resto de mi vida.

Y cuando aquel ángel de piel nívea murmuró “Te quiero”, dejé de existir, y comprendí finalmente lo que significaba estar vivo. Me regocijé repitiendo aquellas palabras mil veces en mi mente. Pronunciadas por la dulce voz de Campanita, esas palabras lograron hacer latir mi corazón a velocidades imposibles. Dudé de mi fuerza de voluntad, y creí imposible dejar que aquel infinito metro me separara de mi pequeño ángel.

Julia bajó la vista, y la clavó en el verde intenso del césped, cortando de golpe mi fuente de oxígeno. Mil años después, aquella frágil niña de ojos inmensos levantó la vista. Ahora todo era diferente.

El radiante sol que brillaba sobre nuestras cabezas se ocultó tras mil nubes negras. Un hostil y frío viento comenzó a soplar, y me sumí en la más profunda oscuridad. Todo en un segundo. Cuando Julia me miró nuevamente, por sus delicadas mejillas rodaban lágrimas.

Tomé sus pequeñas y heladas manos, apretándolas contra las mías. Como si fuera totalmente ajena a mi cuerpo, mi mano izquierda viajó directo al rostro de Julia, y comenzó a enjugar aquellas dolorosas lágrimas de su aniñado rostro. Sin embargo, aquellas lágrimas caían como lluvia, clavándose profundamente en mi corazón. Acogí a una sollozante Julia entre mis brazos, y la estreché contra mí en silencio, sintiendo que no soportaría vivir cinco minutos más de aquel martirio.

-          Mi… Michael… Yo… -entre sollozos e interminables lágrimas, Julia intentaba expresarse mediante ininteligibles murmullos apagados.

¡Dios! La impotencia que sentí entonces es indescriptible. Las irrefrenables ganas de desaparecer el dolor de su rostro se vieron amarradas por una terrible confusión, por una parálisis que sobrevino al miedo de verla sufrir.

-          Yo… No quiero… Debo… No –Julia profirió una maldición, y a continuación enjugó bruscamente sus lágrimas con la manga de su camisa.
-          ¿Estás bien? –me mordí el labio, esperando que aquellas palabras no hubieran sonado tan estúpidas como yo mismo me sentía.
-          ¡No! –los ojos de Julia aún derramaban lágrimas, pero ahora su llanto se asemejaba al gotear de los restos de lluvia sobre las hojas de los árboles –Yo… Hay algo que debo decirte.

Antes de que Julia pronunciara media palabra, adiviné lo que diría a continuación. Sentí el dolor de la pérdida antes incluso de que ella tomara aire para articular su oración.

-          Me voy, Michael –y ahí estaban. Aquellas dolorosas palabras que no había querido creer, hacían su aparición.
-          Ya lo sabía –me limité a responder –Tú misma lo dijiste.
-          ¿Y sabes lo que eso significa? –el mar de lágrimas se había secado del triste rostro de Julia, y amenazaba ahora con embargar mis ojos.
-          Que no te irás…
-          Debo hacerlo –me interrumpió.
-          En todo caso, iremos.

En aquel momento, por el rostro de Julia desfilaron gran cantidad de emociones distintas: sorpresa, incredulidad, seriedad, comprensión, miedo, sospecha, y finalmente, resignación. Sabía que ella no quería que la acompañase, pero ¿cómo explicarle que no podría respirar si ella se iba? ¿Cómo seguir respirando sin aire? ¿Cómo seguir caminando sin razón ni destino? Mi aire, mi razón y mi destino se encontraba suspendida a 30 centímetros de mí.

Estreché entre mis brazos a mi diminuta muñequita de porcelana de nuevo, deseando que con ese simple gesto, sus dudas y miedos se vieran disipados. Aquel abrazo gritaba un mudo “Estoy aquí, hoy y siempre” Mis manos recorrieron veloces las castañas y suaves ondas de su cabello. Sentir aquel pequeño corazón latiendo junto a mí, percibir sus pausadas y profundas respiraciones contra mi pecho era como tocar el Paraíso. Deseé entonces poseer un remedio para sus males. Deseé borrar el dolor de su vida para siempre.

Lentamente, la tensión en el frágil cuerpecito de Julia desapareció, y sus bracitos me rodearon con fuerza, convirtiéndome en el único prisionero que no deseaba ser libre.

En aquel momento, la obstinación y el humor testarudo de Julia me pasaron por la mente, y, literalmente, un foco se encendió en mi mente. Si planeaba irme, debía ser ya. Antes de que Julia se negara. O peor… antes de que huyera, como era propensa a hacer.

Me separé de ella, con el corazón latiendo mil veces cada segundo, sintiendo que en cualquier momento, mi cabeza estallaría. La euforia que sentía se apoderó de mi libre albedrío y besé a Julia en los labios. La tomé de la mano y casi la arrastré hacia el interior de la casa.
La obligué a permanecer sentada en el sillón, mientras mis dedos flotaban sobre los números del teléfono. No tuve que pensar a quién llamaría. Rebbie. Sólo ella podría mantener a Julia ocupada 2 horas, tiempo suficiente para comprar un par de boletos de avión y arrojar nuestras pertenencias al fondo de una valija.

<<Rebbie…>> pensaba mientras retorcía el cable del teléfono hasta casi romperlo <<Contesta. ¡Contesta, demonios!>>

Fue fácil. Rebbie colgó el teléfono con la promesa de ir inmediatamente a Hayvenhurst. Al girar sobre mis talones, Julia, acurrucada en el sofá, miraba por la ventana, llenándose la vista con los pavo reales que recorrían el patio a sus anchas. Una punzada de culpa me golpeó. Quizá era egoísta. Después de todo, quizá no lo hacía más que por mí. Pero... ¿Cómo vivir 365 días sin ella, si después de 5 minutos, ya sentía la necesidad de verla de nuevo? ¿Cómo seguir viviendo sin vivir?

En medio de mil preguntas existenciales, Rebbie llegó causando alboroto. Aproveché un breve momento entre ellas para escabullirme hacia las habitaciones. Sin detenerme a pensarlo, arrojé mi armario completo dentro de una valija. La ropa de Julia podía quedarse, al fin y al cabo, iríamos a su casa.

Después de una pequeña discusión, logré enviar al chofer en busca de dos boletos para el siguiente vuelo a México. Respirando aliviado, bajé a trote lento las escaleras. Apenas noté la despreciativa mirada que Joseph me dirigía y el infantil entusiasmo de Randy al verme. En aquellos momentos, sólo tenía una cosa en la mente: un par de brillantes ojos marrones y una sonrisa deslumbrante.

-          Se van, ¿no es así? –la maternal voz de Katherine cortó mis ensoñaciones de golpe –Escuché tu escándalo al empacar desde mi habitación.
-          Yo… En realidad…
-          Michael… -Katherine se cruzó de brazos, expectante.
-          Sí.

Katherine me miró como sólo una madre sabe hacerlo, con una mezcla de reprobación y resignación, y alegría y ternura.

-          La amas, ¿cierto? -¿Cómo responder a aquello cuando “amor” se había convertido en una palabra insuficiente?
-          Sí –me limité a decir.
-          Entonces, ¿qué haces aquí? Deberías estar con ella, tomando un avión en este preciso instante. ¡Deja de mirarme así, y ve! ¡Ya!

Sin darme cuenta de lo que hacía, en menos de un segundo, estrechaba a Katherine entre mis brazos, murmurando cientos de palabras de agradecimiento casi ininteligibles.

Corrí, con la valija en la mano, cruzando la casa, hasta encontrar a Julia sentada frente al piano, y a Rebbie entonando una cancioncilla a su lado. Solté bruscamente la valija, interrumpí la alegre canción de Julia y la tomé del brazo.

-          Nos vamos. Ya.




“Mientras, dubitativa, tomaba la mano de Michael, mil imágenes llenaron mi mente. Mi padre, él, yo, Joseph ardiendo de ira…  
Miedo, dudas, sospechas, la lista era interminable…

Una mirada de Michael, una sonrisa, y todo aquello se desvaneció. Supe que, pasara lo que pasare, Michael estaría ahí. Su sonrisa volvió a murmurar un silencioso “Todo estará bien” y, nuevamente, quise creer que así sería. Crucé los dedos antes de arrojarme con los ojos cerrados al vacío, teniendo la fría certeza de que, después de aquello, quizá Michael ya no estaría ahí para limpiar mis lágrimas.

Quizá, el viaje que estaba por emprender no serviría más que para demostrarme que en realidad estaba sola. O, quizá, mientras tomaba la cálida mano de Michael, no pensaba más que en mí. Porque, junto a mí, él se lanzaba al vacío también. Quizá, en realidad todo saldría bien…

Quizá…













Chicas:

Después de inimaginables esfuerzos, he aquí el capítulo 28.

Este tipo de capítulos siempre me ponen nerviosa. Intentar expresar los pensamientos de otra persona, plasmados acorde a su personalidad no es tarea fácil. No espero meterme en la mente de Michael al plasmar este capítulo. El fin es meramente literario.

Después de MUCHO tiempo, he aquí un capítulo narrado por Michael.

Espero les guste. Y espero poder leer sus reconfortantes comentarios, que siempre aclaran el camino y alegran mis días.

Un rápido agradecimiento a todas y cada una de las lectoras. Gracias por leer. Gracias por comentar.
Un agradecimiento especial a Katii...(¡Dios! ¡Sigo traumada!... Tu sabes a lo que me refiero xD)  Es todo un placer poder platicar contigo.

Dicho todo lo que tenía que decir, me despido. Una vez más, GRACIAS a todas, y mil besos a cada una.

7 comentarios:

  1. OMG!
    no puede ser que escribas tan hermoso!!
    Mujer, me ha encantado el dialogo de Kate,
    siempre tan encantadora, la madre perfecta :D
    como decirte que me ha gustado tu manera de expresar los pensamientos de Michael, cuando la verdad es que no existen palabras existentes para decir...

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  2. Oh ! pero que bello capitulo, por un momento pense que Julia se iria sola, pero en todo momento hay esperanzas, incluso en un par de letras en conjunto, asi se crea la magia.

    Me encanto el capitulo Julia, espero que puedas actualizar mas seguido, amo tu novela no podria vivir sin ella :3

    PD: Espero que tambien puedas pasar a leer mi novela y a dejar tu lindo comentario.

    Muchos besos

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  3. aw :'D nonononono! gracias a tí! por permitirme hablar contigo ! :D al parecer ya tenemos más cosas de que hablar! cuando te saqué el primer "jajaja" me quedé atónita! :O jeje
    En cuanto al capítulo, me EN-CAN-TA cuando escriber capítulos largos :3 ah! es lo mejor! cuando voy leyendo y veo qe la barrita del extremo aún no está muy abajo digo: YES! será largo! :DD
    jeje, y esqe aw aparte no imeginé que la historia iba a tener este tipo de giro! :D
    Nos vamos a México señorees! woooohooooo!! :D
    Joseph? PFF! please (: jeje.
    Bueno bueno! Sabes qe siempre de los SIEMPRES voy a estar por aquí comentando la novela :D hasta el mero Final de esta bella historia :3
    Ojalá puedas actualizar pronto!! :DDD

    Besos! y cuidatee! tqmmm ♥ n_n

    You can't like it washaweshee WTF!? D: jajajaja :P

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  4. Por fin!
    Deseando el próximo, enhorabuena.
    Paola♥

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  5. Amiga de mi corazón
    Estoy tan apenada por no poder leer , por no poder , en general, siquiera estar frente a la computadora , tengo un problema con uno de mis ojos , lo cualc asi no me deja ni observar. Requirió de gran esfuerzo pasar x aquí, pero también me produjo enorme satisfacción poder saludarte , me muero de ganas x leer este capitulo , narrado por Michael , debe estar espectacular deseo también seguir escribiendo , espero mejorarme

    En cuanto este todo normal, vuelvo y leo , deseo q eso ocurra lo mas pronto posible , porque siento q ya no resisto ...
    Quiero agradecerte por tu apoyo sincero, eres hermosa!! Te he acogido gran cariño, nunca olvidare todo tu apoyo

    Gracias

    bye

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  6. Fiorella:
    No te preocupes, querida. Soy yo la que deberia agradecerte el apoyo a mi novela y tus encantadores comentarios.

    Espero de todo corazon que te recuperes con rapidez. Espero que pronto puedas leer esto, y que el capitulo te guste.

    Hermosa, gracias por haberte molestado en pasar por aqui. Eres muy linda.

    PD: perdona mi falta de consideracion al dejar esto colgado aqui. Espero puedas leerlo pronto.
    Que te mejores, linda. Muchos besos!

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  7. Hola julia, me olvide poner en el capitulo que quien subió el capitulo no es Fiorella sino yo su prima yessi ,(obvio que fio fue quien escribió) es que ella anda muy malita y hasta que se recupere yo le cuido el blog , le avisare que le has dejado un lindo comentario eso la pondrá re feliz , ya pronto te visitara por esta tu hermosa pagina
    gracias te quieroo x q tambien quiero a mi prima
    chausis

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Ya leíste la historia, ya eres parte de este mundo.

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